Mis relatos

  • Mis relatos

    YO SOY CHIQUI

    Me llamo Chiqui y soy un perro. Tiene gracia mi nombre cuando soy un hermoso ejemplar de 65 centímetros de altura y casi 30 kilos de peso, pero mis padres humanos lo eligieron porque, cuando llegué a casa, era muy chiquitito. ¡Y es que solo habían pasado ocho días desde mi nacimiento! Me contaron que mi madre perruna se agobió por no poder alimentarnos a mí y a mis hermanos, y los humanos que la cuidaban decidieron separarnos para que pudiéramos sobrevivir el mayor número posible. A mí me cogió el tío Vi y me llevó dentro de una caja a casa de los abuelos. No fui muy bien recibido…

  • Mis relatos

    Ciento veinte segundos

    RELATO GANADOR CON EL PRIMER PREMIO EX AEQUO EN EL CONCURSO PALABRAS CONTRA EL VIRUS CONVOCADO POR LA ASOCIACIÓN DE CREADORES Y ARTISTAS PALIN   Ya son las siete. Oigo moverse el ascensor. Va a ser Ella. Sí. Estoy seguro. Por la hora, solo puede ser Ella. Sube. Se detiene en este piso y suena el repiqueteo de sus tacones en el descansillo. Me asomo directamente por la mirilla para asegurarme de que es Ella y la veo. Hoy viene vestida de gris y creo que, cuando salió de mañana, esperaba tener un día duro porque lleva sus zapatos rojos. Después de tanto tiempo contemplándola y analizando su carácter desde…

  • Mis relatos

    MI OTRO YO

    Hoy es 31 de octubre y voy camino del pueblo. Aún me queda casi una hora de trayecto y está anocheciendo. He estado retrasando el momento de la partida intentando convencerme a mí mismo de tener muchas cosas que hacer, pero es que llevo varios años haciéndome el loco y sin ir a arreglar la tumba de mi madre en el cementerio. No soporto ver el tiempo detenido en la foto de su lápida, ni la cruz que la adorna. Intuyo que, desde que murió, es ella la que cada noche abre las ventanas y pasea por mi cuarto inundándolo todo con aroma de flores y canturreando; la que siempre…

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    Metamorfosis

       El nido se le hacía cada vez más pequeño. Las alas se le estaban atrofiando. El resto de pájaros le contaban de rutas donde el sol ardía dándoles vida. Y deseaba emprender el camino… No sabía a dónde ni cuáles serían sus compañeros de viaje, pero necesitaba extender sus alas, aunque fuera por última vez.  Y empezó a probar. Cada día realizaba un vuelo un poquito más largo. Subía, bajaba, hacía piruetas… quería estar bien preparado para ese vuelo sin retorno.  Sin embargo, empezó a notar que, conforme se alejaba del nido, los colores de sus plumas se iban difuminando. Parecía que necesitara los pequeños brotes de su árbol…

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    El primer verano

    El sol caía a plomo sobre la terraza de la Residencia de Tiempo Libre. Los huéspedes, que aguardaban la apertura de las puertas del comedor para el primer turno del almuerzo, buscaban sitios frescos donde la espera se hiciera más leve. El mejor era la cafetería situada en un plano inferior a la terraza y resguardada del sol. Allí, en la entrada, había instalado un futbolín en el que jugaba un grupo de niños, mientras otros, a su alrededor, seguían con interés la partida. Ella,  que todavía no conocía a nadie, se acercó buscando a su hermano. Bastó una mirada para que su interior se viera sacudido con una fuerza…